Bárbara Lennie Online
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Entre bambalinas (Roma)

4 participantes

Ir abajo

Entre bambalinas (Roma) Empty Entre bambalinas (Roma)

Mensaje por Plenilunio Dom Ene 04, 2009 12:46 am

El aburrimiento es malo y Ati más. Me ha picado para que escribiese algo sobre Rocío y Mario y, ya se sabe, la carne es débil. He aquí el resultado, terminado hará cosa de 10 minutos si llega. Minipunto para quien acierte las canciones (Ati, tú no, que ya las sabes).


Yo soy quien te quiere, quien más te ha querido, quien dio ochenta vueltas al mundo contigo. Yo soy tu otra parte, tu medio latido, tu cuarto creciente, tu nido de amor. Si tú no me quieres, allá tú contigo…

—Carallo. No me digas que tú también estás así.

Miro a Molina y sonrío. No me había dado cuenta de que estaba cantando con la radio. No, así no. Así como ellos, que es lo que él quiere decir, no. Sí, le echo de menos, igual que todos, supongo. Aunque no igual que Leo, por mucho que tenga un modo tan raro de demostrarlo. Ahora que ya no está, que se nos ha marchado y a saber dónde se habrá ido, tiene que diversificar la oferta como quien dice.

Es mi amiga, la quiero mucho a pesar de su genio porque sé que en el fondo tiene un corazón de oro. Desde que entré por primera vez por esa puerta de ahí y nos saludamos, supe que esa tal Charo y yo nos llevaríamos bien. Aunque al final resultó que no se llamaba Charo, sino que era otra de las víctimas de la falta de memoria patológica para los nombres que tiene Corso. Yo creo que a veces hasta lo hacía aposta para hacernos reír. Siempre fue así, un poco payasete, un poco macarra, un poco duro, pero bueno como pocos salvo con las chicas.

Molina se le parece en lo bueno y lo duro, aunque su bondad y su dureza vayan por otros derroteros. Desde que llega hasta que se marcha, soy su niña bonita y él es mi padre hasta el punto de haberme llamado “peque” alguna vez cuando estamos él y yo solos y el mundo se me viene encima por lo que sea. Me gusta sonreírle por las mañanas, mirarle y ajustarle el nudo de la corbata, reírme con sus puntazos y verle hecho todo un perro viejo en la sala de interrogatorios.

Tú casi nunca eres duro. Tienes demasiada carita de niño bueno, te pasa como a mí. No somos peritas en dulce y es mejor que no perdamos los nervios o somos capaces de lo que sea, sobre todo tú, pero solemos ser la pareja tranquila de la oficina aunque en realidad no lo seamos. Pareja tú y yo, qué disparate, ¿verdad? Si desde que llegué aquí solo se me ha conocido un lío, que vosotros sepáis, y mira cómo terminó. Conmigo en el fondo del mar y contigo buceando para devolverme a la vida.

Renací entre tus brazos. Hay quien podría pensar que fue entonces cuando lo supe, mientras boqueaba ahogadamente y se me juntaban la necesidad de aire y las ganas de llorar, cuando tenía tanta rabia y tanto miedo que no sé ni lo que habría hecho si no hubieras llegado a estar allí. Pero allí estabas, firme como una roca, hábil como un delfín. Me salvaste. Y quizá creerías que fue entonces cuando lo supe si te lo llegara a contar. Pero te equivocarías.

No sé cómo ni cuando fue, la verdad. Es de estas cosas que no se piensan, que suceden sin más. Solo recuerdo que llovía. Y tú no tenías paraguas. El previsor Mario se lo había traído, por supuesto, pero el previsor Mario es también un caballero. A Leo se le había olvidado el suyo, su chaqueta no tenía capucha y tú no podías permitir que se le mojara la cabecita morena. Fue la tuya la que se mojó. Venías chorreante hacia mí con una sonrisa en los labios y dos horribles cafés de máquina en las manos. Fue entonces, cuando te vi y dejaste el café que me habías traído sobre la mesa. Me di cuenta. Ojalá no hubiera sido así.

Siempre he estado aquí, entre bambalinas, agazapada como un ladrón cuando nosotros llegamos. Tú nunca me ves, vas con la cabeza en tus cosas, no te fijas en mí. No te culpo, soy tan mona. Soy Rocío, Roci, esa amiga a la que confiarías hasta la clave de tu tarjeta del banco pero a la que nunca te pararías a mirar así la tuvieras a un palmo y fuera la última mujer sobre la faz de la tierra.

Sé que en parte soy injusta contigo. Quién iba a pensar que yo… No, hombre, yo no soy así. Para ti no soy más que una amiga y con eso me tengo que conformar aunque no quiera. Porque no quiero aunque me resigne porque no hay más que me puedas dar. A veces me digo que tendría que habértelo contado todo hace mucho, pero luego le doy una vueltecita por mi cabeza y me doy cuenta de que habría sido absurdo. Tú la quieres a ella, a Leo, que también es mi amiga. Como tú. Y ella te quiere a ti. A su modo. Os queréis y yo sobro, no hay nada más que hablar.

—Parece que se retrasan.

Me encanta Molina cuando se pone jefe como ahora. Os está esperando para que Leo venga a hacerle un resumen de la visita a casa de ese testigo tan correoso y tú me acompañes. Sé que la preferirías a ella para algo así, pero sabes que no puede ser tu pareja esta noche. Ya la conocen, sabrían que es policía. Sin embargo, ¿quién se imaginaría a dos caritas de ángel como tú y como yo empuñando un arma?

Vamos a hacerlo. Vamos a ir a esa fiesta y vamos a pillarles con las manos en la masa. Pero yo tengo otra misión, además. Tengo que deslumbrarte con mi peinado de mujer fatal, mis tacones y mi vestido de noche. No te imaginas el tiempo que me he pasado con el secador, la laca y un millón de cacharrujos más de peluquería. También con los pendientes, no había modo de encontrar unos que combinasen con esta gargantilla que reservaba para una ocasión especial. Y hoy lo es. Voy a hacer que lo sea.

—Voy a retocarme al baño un momentito, Molina. Si llegan Mario y Leo…
—¿A retocarte? Si me llego a encontrar yo una así hace veinte años, que me perdone mi señora, pero…—Sonrío, pero debe de haber algo en mi cara que hace que Molina cambie el gesto y me ponga esa mueca tan de padre que seguro que ninguno sabéis que tiene—Estás preciosa, peque. ¿Qué te preocupa? Cuéntaselo al tío Juan, anda.
—No es nada, Molina. Estoy bien, de verdad.
—No van a volver.
—¿Qué?
—Mario y Leo. No van a volver.
—Pero Mario está enamorado de ella. Y Leo de él.
—Toma, y yo llevo enamorado de Paz Vega desde que salía en “Siete vidas”, pero aunque viniera aquí y se me pusiera de rodillas, la mandaría a hacer puñetas.
—Molina, no compares que tú tienes mu…
—Tienes razón, no me vaya a oír Requena y vaya a pensar que te acoso.

Lo ha conseguido. Me ha hecho reír justo ahora que me hacía tanta falta. Qué bien me conoce, sabe que el mecanismo más rápido para ponerme en marcha otra vez cuando me pongo tristona es sacarme una carcajada. Le guiño un ojo y le aviso de que me voy a retocar. Hace un momentito que fui a echarme un vistazo la última vez, pero prefiero asegurarme. Quiero estar perfecta para la velada. Me miro en el espejo y me gusta lo que veo, aunque me repaso el pintalabios y compruebo un millón de veces que todo lo demás está como debe. La pregunta es, ¿te gustará a ti también? ¿Te gustaré?

Salgo del baño al compás de mi taconeo. Ya estáis aquí, hablando con Molina. Leo es la primera en verme… y en abrir unos ojos como platos. Creo que no termina de estar segura de que esta sea yo. Mira que soy coqueta, que siempre me ha gustado arreglarme e ir guapa, sobre todo desde que te conozco. Pero esta ropita de diseñador requisada a ese narco son palabras mayores. Me siento una diosa al menos ahora que no me miras. Nada me puede parar salvo tú. Vamos, Mario, fíjate en mí. Estoy aquí.

Al fin te vuelves y me observas. Me contemplas y no me siento una muñequita, ni una cosita pequeña y bonita a la que se sonríe como a los niños. No es esa la historia que cuentan tus ojos ni tu cara de sorpresa. Te gusta lo que tienes delante. No es que te guste, es que te encanta. Y no me voy a poner roja. No voy a reírme como una tontita cuando me digas lo guapa que estoy. Porque lo estoy y me lo dirás, ¿no?

—Rocío… Estás… Qué guapa te has puesto.
—Gracias. No es para tanto. Al final, ¿qué, Leo? ¿Os ha contado algo interesante?
—Qué va, se ha ido por la tangente, para no variar. A ver si tenéis más suerte los dos esta noche. Y cuidado, no te mates con esos tacones.
—Cuando quieras te echo una carrera, guapa. Tú con tus Converse y yo con mis tacones, y a ver quién gana. Que la que fuma como un indio aburrido eres tú y se te van a quedar los pulmones para donárselos al Ministerio de Fomento.

Nos reímos las dos y Leo me hace una caricia en el brazo. Es mi hermana de Madrid, después de todo. Y en vista de cómo me mira los zapatitos y el bolso, creo que está planeando otra tarde de compras para las dos. Quiere ir de desaliñada a veces, como si no le importara lo que piensen al mirarla. En el fondo es todavía peor que yo, que yo no me fijo en si me combina el tanga con las deportivas. Y juro que ella sí, que lo he visto.

—Bueno, ¿nos vamos?—propones un poco incómodo. Me gustaría creer que soy yo. Que al fin me ves como un cisne.
—Eso, que ya se os hace tarde. Un poco más y me toca ir a mí con ella. Y yo me iría encantado, que tengo a la suegra en casa, pero no quiero encontrarme las maletas en la puerta al volver.
—Si en el fondo eres un santo, Molina—le digo dándole una palmadita en el hombro.
—Un calzonazos más bien. Y tú, Mario, cuídamela bien. A ver qué me la haces, no vaya a tener que ponerme serio contigo, que a Rocío la quiero como a una hija.
—¿A las doce en casa, señor?
—Y con el detenido bajo el brazo a ser posible. Venga, a trabajar.

Echo a andar al ascensor sin esperarte, pero enseguida noto tus pasos tranquilos y seguros seguirme. Igual que tu mano grande y fuerte. La colocas en mi espalda, en el hueco del vestido que me deja la piel al aire. Me guías con ella, me haces sentir segura e imaginar mil cosas locas de esas que sé que nunca llegarán a pasar. Por mucho que Molina intente animarme, hay que ser realista. Solo soy tu amiga. Aunque sienta tan bien que me abras la puerta del coche como si fuera una señorita.

Me siento y espero a que tú entres, te abroches el cinturón y arranques. No haces eso, sino que me miras a los ojos como solo tú sabes. Y me dan tantas ganas de hacer tantas cosas que termino por no hacer ninguna de ellas. Ni puedo besarte ni puedo salir corriendo, ni decirte que te quiero ni mucho menos que el otro día tuve un sueño de estos para mayores de edad en el que mi chico eras tú.

—Estás tan guapa esta noche, Rocío—me dices con timidez—. Antes no he querido decírtelo más porque estaba Leo y ya sabes como es, pero estás guapísima. Creo que nunca he visto una mujer tan preciosa como tú. Eres lo que cualquier hombre desearía.
—Vaya… Gracias, Mario. No es para tanto.

Ahora sí que lo consigues. Río tímida y se me suben los colores a las mejillas tanto que podría haberme ahorrado las pinturas de guerra en esa parte de la cara. Qué romántico eres. Leo dirá que a ratos te pasas de meloso, pero yo creo que no se hizo la miel para la boca del asno. Y hablando de bocas, la tuya se me acerca peligrosamente. Seguro que tus besos no tienen comparación, que son todavía mejores de lo que me había imaginado, que después de esta noche…

—Rocío.
—¡¿Eh?!
—El cinturón.
—¡Ah! Perdón, estaba…

Lo que me faltaba. Se me cae el bolso y de él sale rodando la polvera. Menos mal que no se ha abierto, lo último que me faltaría para redondear el patinazo sería dejarte el coche hecho unos zorros. Te agachas a recogerla y te veo tan cerca. Es ahora o nunca y el no ya lo llevo. Uno rapidito y que pase lo que tenga que pasar.

—Roci, ¿qué…
—Lo siento. Lo siento, lo siento, Mario. Yo no quería, pero… Sí, sí que quería. Y lo volvería a hacer, estoy cansada de mentir y ocultarlo.

Me miras a los ojos y sé qué es lo que me vas a decir. Que tú no sientes lo mismo. Es eso, ¿verdad? O mejor aún, que solo me ves como una amiga, que podemos ser amigos. Claro, amigos para siempre. Y contarnos nuestros problemas cuando necesitemos un hombro en el que llorar. Y cubrirnos las espaldas mutuamente en el trabajo. Y hacer como que no ha pasado nada hace dos segundos. A mí que me parta un rayo, que tú ya tienes a quien irle detrás cuando conmigo irías mano a mano, los dos juntos, sin hacernos daño ni traicionarnos.

—Mira, lo mejor es que…

No me dejas seguir. Me mandas callar a golpe de labio. Me enredas en tus brazos fuertes y me subes a la luna. Es mejor de lo que me imaginaba, mucho mejor. Mi mente nunca podría fabricar algo así, ni en mis mejores sueños, en esos en que me dices cuánto me quieres y que nos vayamos a vivir juntos o que te encanta despertarte a mi lado. Es tan bonito que no quiero que se acabe. Porque se acabará. Volveré a la realidad y tú me dirás otra vez que me abroche el cinturón.

—Dime que no me he distraído otra vez—Te ríes y sacudes la cabeza.
—No, esta vez no. Mira, Rocío, tú me gustas mucho. Siempre me has parecido una chica genial, eres guapísima y me caes muy bien, pero…
—Sigues queriendo a Leo.
—La quiero, sí. Pero sé que ya no podría estar con ella. Puedo intentar ser su amigo, pero no puedo olvidarme de todo lo que he pasado. Me ha dejado muy tocado y no quiero cargarte con eso, no quiero que tengas que estar arreglándome. No merece la pena.
—Eso tendría que decidirlo yo, ¿no?—Me hago la pensativa unos segundos y te vuelvo a mirar—Ya lo he decidido. Ahora decídete tú.
—Sí—Te inclinas sobre mí y me das otro besito, uno corto y chiquitín esta vez—. Sí, quiero.

Delincuencia y gamberrismo, violencia y drogadicción, con entrega y energía, él será la salvación. Lo mismo rescata un perro de morir atropellao que evita que den un golpe en el Vizcaya Bilbao…

Vaya, parece que a juzgar por tus carcajadas no tenías ni idea de que esa es la música que le tengo puesta a Molina en el móvil. ¿Te gusta? La escogió él y no veas qué risa nos pasamos los dos juntos. Fue cuando Corso aún estaba aquí. Cuando aún estabas con Leo. Cuando tú y yo solo éramos amigos.

—¿Sí, Molina?
—¿Cómo que sí? A currar, vamos. Que me parece muy bien que os queráis, pero en vuestro tiempo libre. Se os ve desde la ventana y al paso que vais, voy a tener que bajar a poneros una multa por escándalo público.
Plenilunio
Plenilunio
Mandamás

Localización : al teclado

Volver arriba Ir abajo

Entre bambalinas (Roma) Empty Re: Entre bambalinas (Roma)

Mensaje por Atiram Dom Ene 04, 2009 12:50 am

Olee Olee Olee Olee Olee Olee

Vaaaaaaale, lo reconozco, un poco picona si soy... Wink

Plen, me ha ENCANTADO. Lo siento por Leo, pero me gusta mucho Roci para Mario.

¿Si te pico escribirás más? Angelito Angelito
Atiram
Atiram
Mandamás

Localización : Valladolid

http://atiram1985.blogspot.com/

Volver arriba Ir abajo

Entre bambalinas (Roma) Empty Re: Entre bambalinas (Roma)

Mensaje por pbbes Mar Ene 13, 2009 7:52 pm

Me encanta Ati nena me dejas ponerlo en el FORO de teresita m se que les va aencantar y del tema mario roci he hablado con ella y segun ella roci estaba por mario, te partes hablando con ella, pleni picala mas que lo hace muy bien

pbbes
De paso
De paso


Volver arriba Ir abajo

Entre bambalinas (Roma) Empty Re: Entre bambalinas (Roma)

Mensaje por Atiram Mar Ene 13, 2009 8:35 pm

Gema, es al revés, yo pico a Plen y Plen escribe Wink
La maestra es ella, así que tienes que pedirla permiso a ella Wink

Por cierto... creo que tengo un fic por ahí en que juntaba a Mario y a Roci, luego te lo busco Wink

Beso
Atiram
Atiram
Mandamás

Localización : Valladolid

http://atiram1985.blogspot.com/

Volver arriba Ir abajo

Entre bambalinas (Roma) Empty Re: Entre bambalinas (Roma)

Mensaje por pbbes Mar Ene 13, 2009 10:44 pm

Bueno pleni, entonces te pido permisito a ti , puedo ponerlo en el foro de teresa? jejej, sois dos artistas

pbbes
De paso
De paso


Volver arriba Ir abajo

Entre bambalinas (Roma) Empty Re: Entre bambalinas (Roma)

Mensaje por Plenilunio Miér Ene 14, 2009 10:04 am

Claro, cielo, todo tuyo. Tú me citas como fuente y ya está. A ver si me paso un día, me registro y aunque sea digo hola Wink
Plenilunio
Plenilunio
Mandamás

Localización : al teclado

Volver arriba Ir abajo

Entre bambalinas (Roma) Empty Re: Entre bambalinas (Roma)

Mensaje por pbbes Miér Ene 14, 2009 1:48 pm

Gracias guapa , jje ya lo he puesto esta mañana, y gracias por lo de cielo besissssssssss

pbbes
De paso
De paso


Volver arriba Ir abajo

Entre bambalinas (Roma) Empty Re: Entre bambalinas (Roma)

Mensaje por CAddicted Lun Ene 19, 2009 11:37 pm

Por fin un fic de Roma!!!! con todo lo que se había barajado sobre ellos!! está genial!! cuanta artista hay por aquí!

CAddicted
Caso grave
Caso grave


Volver arriba Ir abajo

Entre bambalinas (Roma) Empty Re: Entre bambalinas (Roma)

Mensaje por Plenilunio Lun Ene 19, 2009 11:57 pm

¡Gracias! El tema Roma ya lo toqué el otro fic muy distinto que no tengo aquí puesto, pero salían como pareja ya consolidada. Había ganas de escribir el arrejuntamiento.
Plenilunio
Plenilunio
Mandamás

Localización : al teclado

Volver arriba Ir abajo

Entre bambalinas (Roma) Empty Re: Entre bambalinas (Roma)

Mensaje por Contenido patrocinado


Contenido patrocinado


Volver arriba Ir abajo

Volver arriba

- Temas similares

 
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.