Y te sabe a demonios que diga que no (Lemans)

No sé bien de dónde ha surgido esta historia cortita, pero he decidido coger la varita y sacarla de la cabeza para meterla en un pensadero de Word. Minipunto para el que me diga de dónde viene el título sin buscarlo en Google.

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Y te sabe a demonios que diga que no

Leo se dejó caer sobre el sofá con pesadez y un resoplido exasperado. Qué oportunas aquellas anginas con placas de Rocío, la pobre había terminado por retirarse de la noche de juerga que ella misma había diseñado. No mentía, por una vez no podía acusarla de estar utilizando una triquiñuela para arrejuntarlos a ella y a Mario, que al hablar por teléfono rato antes sonaba como uno de los últimos discos de Joaquín Sabina. Aun así, ya les valía a sus virus, bacterias, hongos o lo que fuese. Podrían haberla infectado en otro momento.

Entre la ausencia del Rocío y el mal tiempo, al final Mario y ella habían terminado en casa de él. Leo pasaba el rato luchando contra la necesidad imperiosa de descolocarlo todo un poco aunque solo fuera para fastidiarle y verle de los nervios, sabía lo mal que toleraba Mario el desorden. Pero al menos cocinaba bien aunque fuera un maldito tiquismiquis y tuviera el gusto en el culo a la hora de elegir qué ver en la tele.

—Planazo—masculló por lo bajo mientras rebuscaba en el bolso.

De momento no le descolocaría nada, pero sí haría algo que sabía que Mario también odiaba. Pescó su mechero y la pitillera esa pija que Corso le había regalado de tapadillo después de mangársela a un menudero. Corso era así de capullo, capaz de meterse en un lío por estupideces como esa. Pero, qué leches, la pitillera era bonita y el tipo había grabado en ella sus tres iniciales: Lauro Mendoza Laiglesia, coincidencia perfecta con Leonor Marín Lebrun.

Dio una calada honda al pitillo y echó el humo lentamente. Maldito estanquero, le había dado la marca equivocada y ella iba tan deprisa que ni se había dado cuenta. Por mucho que los no fumadores pensasen que daba igual un veneno que otro, ella tenía el paladar lo bastante mal educado como para darse cuenta de las diferencias. Y ese pitillo era matarratas en estado puro. Cuando pillase al estanquero por banda, se iba a enterar.

Mario irrumpió en el salón como salido de la nada y le arrancó el cigarrillo justamente cuando se lo estaba llevando de nuevo a los labios. Ante la atónita mirada de Leo, echó a andar sin mediar palabra de vuelta a la cocina, donde Leo le oyó lavarse las manos, supuso que después de tirar aquel objeto sacrílego e impuro al cubo de la basura. A su regreso, Leo le esperaba bracicruzada y ceñifruncida.

—¿Me puedes explicar a qué cojones venía eso?

—Por mucho que seas generosa, no hace falta que quieras compartir también tu enfisema conmigo.

Leo le miró de soslayo y profirió un sonoro bufido. A él qué más le daba lo que hiciese ella con su vida. Total, solo eran compañeros, amigos o vaya usted a saber qué unidos por ese maldito secreto a voces que hacía que Molina la tratase como si fuera de cristal ahora que investigaban a otro maldito violador en serie. Y eso que técnicamente no sabía nada.

Otros que tampoco tenían ni idea eran los dos anormales de la pantalla, los protagonistas de esa serie policiaca que tanto le gustaba a Mario y que a Leo se le antojaba una americanada sin pies ni cabeza. Eso de que la chica, tipa dura como pocas, fuese por la vida corriendo detrás de los malos subida a diez centímetros de tacón de aguja no le parecía demasiado verosímil. Ni tampoco que las pruebas de ADN fuesen inmediatas o que hubiera una única empresa importadora de barbas de ballena en una ciudad de ni se sabe los millones de habitantes y encima la víctima le hubiera puesto varios pleitos. Por no hablar de la tensión sexual no resuelta y tan mal disimulada. Era una cruz.

—Menudo coñazo—escupió al término del capítulo—, todo para eso.

—No ha estado tan mal.

—No, solo era intragable y no tenía ningún sentido, pero ha estado bien, es verdad. Eso sí, como me ponga yo alguna vez los modelitos de la rizos esa, me mato según persiga a algún sospechoso y encima se me sale una teta. Pero su chupa de cuero mola, tienes razón, qué gran capítulo. ¿Para cuándo dices que se casa con el estirado? Que esa es otra, parece que les han metido un palo por el culo a los dos, están que se les cae la baba el uno con el otro y son tan cenutrios que no se dan cuenta. ¡Que se besen ya y se vayan a un hotel, por Dios!

—No tenemos mucho que echarles en cara.

Leo abrió unos ojos como platos y la boca en forma de una O perfecta. Aquello merecía un cigarrillo le pareciese bien o mal a Mario. No sabía a qué carajo habría venido la salida de pata de banco, pero necesitaba un nicotinazo para aclararse la mente. Se plantó el pitillo en los labios y, mientras sacaba el encendedor, Mario se lo mandó al suelo de un manotazo y volvió a sorprenderla. Una no puede estar fumando mientras se da un beso con lengua. Y la boca de Mario sabía mil veces mejor que el insecticida que le habían vendido en el estanco.

—¿Lo ves? Por eso no quiero que fumes. Ya que no lo haces por tus alveolos, al menos hazlo por mis papilas gustativas.

A ver, vayamos por partes...
1º. El título viene de una canción, pero ahora no la ubico... me suena a voz femenina... pero no sé.
2º. ¡¡Por fin!! Ay, no sabes las ganas que tenía de que escribieses algo con estos dos individuos. No es ninguna de las dos escenas con las que tanto te estoy mareando, pero sirve igual. Eso no quiere decir que te haya perdonado esas escenas, no te me emociones
3º: Leo en su línea, muy abradable ella, sí Y Mario simplemente genial menos mal que de vez en cuando saca ese nervio que sabemos que tiene el 2% de veces en que no se comporta como un pavisoso.
4º: ME ENCANTA. ¿Para cuándo el siguiente?

Estupendo "corto" jejeje hubiese sido raro ver a Leo de buen humor y amable no? jajaja eso los dos en su linea como siempre. respecto al titulo.... ni idea, seguro q cuando nos digas d donde viene caeremos en la cuenta.
pa cuando el proximo artista???

Gracias, chicas, me alegro de que os haya gustado.

Leo de buen humor no es Leo salvo contadas excepciones. La pobrecita tiene tan mala baba que cachondearse de ella es demasiado fácil y a ratos ya no mola. Molina, mi dios personal, sabía explotarlo que daba gusto.

¿El próximo? Ni idea... Me sé de una que me insiste para que escriba un fic en que Leo lleve vestidito rosa, pero de momento me resisto como gato panza arriba.

Y el título viene de:

Spoiler:

Quién será esa pesada que no te deja en paz...
De todos modos a lo mejor es buena idea que dejes de resistirte y la hagas caso XD